Estas páginas están en construcción.
Lanzarote causa la misma impresión desconcertante al viajero moderno que la cuasada a sus antiguos habitantes quienes pudieron comprobar fielmente la exactitud de las denominaciones Isla del Fuego e Isla de los Volcanes, que acreditan su pasado convulso y dejan clara constancia de la naturaleza de su piel ígnea.
Esta isla abrasada por el fuego ha desarrollado un inédito y peculiar paisaje, difícil de hallar en otras latitudes. La similitud con un paisaje lúnatico y cósmico sólo es cuestión de kilómetros y dimensiones.
Si sus 300 volcanes ahora extinguidos arrasaron con campos y pueblos, no pudieron llevarse, sin embargo, sus playas de arenas blancas y escarlatas, que esparcidas por toda su costa van cediendo al paso del cuerpo.
CCDIS |
CANARIAS |
Diseñado por Orlando R.S.